Comunidades y negocios empiezan a adoptar criptos estables como alternativa al efectivo.
Mientras muchos aún asocian el mundo cripto con especulación y volatilidad, en algunas zonas del sur del Perú ya se está usando como medio de pago funcional. Específicamente, algunas comunidades en Cusco, Arequipa y Puno están adoptando criptomonedas estables, aquellas que mantienen paridad con monedas como el dólar, para intercambios simples y seguros.
Lo que comenzó como una solución informal entre pequeños comerciantes, ahora empieza a ser estructurado a través de alianzas con fintechs que operan con tecnología blockchain. Estas plataformas permiten que negocios rurales acepten pagos digitales sin necesidad de infraestructura bancaria tradicional, algo que antes era impensable en entornos con baja bancarización.
A diferencia de otros activos digitales, las criptomonedas estables no sufren cambios bruscos de valor, lo que las vuelve ideales para entornos donde el acceso a divisas es limitado o lento. Además, permiten transacciones rápidas, de bajo costo y sin intermediarios, características muy valoradas por el comercio local en ferias, mercados y zonas turísticas.
El avance de esta alternativa también refleja una necesidad real: mayor estabilidad y flexibilidad financiera en regiones con fuerte actividad económica informal. A medida que más actores del ecosistema adoptan esta tecnología, los próximos meses podrían marcar un precedente para que otros territorios del país exploren también esta nueva forma de pagos.
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